Desde luego, hay días en que levantarse se hace especialmente duro. Díselo a los lunes… Aunque, según cómo se lo tome uno, o dónde se despierte, se hace más o menos llevadero. Algunos se levantan y, mientras se desperezan, se asean para salir inmediatamente y acabar de peinarse con las manos en el espejo del ascensor; otros siguen todo un ritual que incluye ducha, tostadas, mermelada, café, zumo de naranja y periódico. Y sólo unos pocos afortunados tienen el privilegio de lavarse la cara zambulléndose en la piscina que tienen a los pies de su cama, antes de tomar un equilibrado desayuno, mientras consultan la prensa y planifican la jornada con su iPad. Son los dueños de las casas que os traemos a continuación.
Así, los lunes no son tan lunes, eso seguro.